Entendiendo la gestión activa de la demanda para ahorrar energía

¿Sabes qué puedes colaborar activamente en la reducción de las emisiones de CO2 y ayudar al medio ambiente? ¿Y si, además, pudieras ahorrar energía y reducir tus facturas eléctricas? Con la gestión activa de la demanda, o demand response, se pueden alcanzar estos objetivos.

El consumo de energía en el ámbito doméstico oscila entre el 30% y el 40% de la demanda total en todo el mundo, lo que hace atractivo también para las empresas de electricidad el invertir en soluciones de este tipo, pues les ayuda a reducir la demanda máxima y la volatilidad de los precios. Los patrones de consumo de los usuarios se traducen en periodos de picos de demanda, en los que, para garantizar el suficiente suministro de electricidad, las empresas eléctricas necesitan aumentar su generación. La gestión activa de la demanda, incentiva a los consumidores a ser una parte activa en este proceso, aumentando su interacción con los mercados eléctricos, gracias a la utilización de nuevas tecnologías aplicadas a sus electrodomésticos.

Pero… ¿qué es la gestión activa de la demanda?

En pocas palabras, demand response se refiere a reducciones selectivas y a corto plazo del consumo de energía de los usuarios durante los períodos de máxima demanda, a cambio de incentivos financieros. Comúnmente, se implementa en el sector industrial, donde el consumo de energía es muy alto y los picos de demanda tienen un coste significativo para las empresas eléctricas y la propia red. Sin embargo, la gestión activa de la demanda se está comenzando a implementar, poco a poco, en el sector residencial, pues, pesar de tener un menor consumo de energía individual, el potencial para explotar la flexibilidad de la demanda con electrodomésticos puede contribuir a aplanar la curva de demanda eléctrica y al equilibrio de la red.

Y, ¿cómo funciona la gestión activa de la demanda?

Hay diferentes tipos de programas de gestión de la demanda residencial, que dependen del objetivo a alcanzar y de la tecnología disponible en la vivienda. Se pueden clasificar según la manera de realizar las acciones (manual o automatizado), y según la forma de compensación a los usuarios (modelos basados en precio o implícitos, o modelos basados en incentivos o explícitos).

En cuanto a la manera de realizar las acciones de modificación de consumo, en la respuesta a la demanda manual, los usuarios reciben notificaciones de la comercializadora eléctrica para realizar alguna acción en un momento específico, generalmente cuando el coste de la electricidad es menor o cuando es necesario reducir la demanda máxima. Con esta información, los usuarios cambian el momento de utilización de algunos de sus electrodomésticos, como lavadoras, secadoras, bombas de agua ó calentadores. En este modelo, los equipos no necesitan tener características especiales como la comunicación con Internet o los controladores inteligentes, ya que el usuario es libre de elegir lo que apagar durante el evento de respuesta a la demanda.

En este tipo de acción, es común que la remuneración se realice bajo modelos llamados «basados en precio» «implícitos», en los que el precio de la electricidad no es fijo, sino que varía en función de la hora del día. Dentro del mismo, hay varias opciones, por ejemplo el ToU (Time of Use), en que los usuarios tienen tarifas de electricidad basadas en el momento del día, donde los precios son más bajos para los períodos de menor consumo (en entorno doméstico, suele haber dos periodos de diferente precio). Otra alternativa es el modelo RTP (Real Time Pricing), en que el usuario paga el precio de la energía por horas según establecida en el pool eléctrico. En cuanto a la respuesta automatizada a la demanda, que es más común para los programas «basados en incentivos» o «explícitos», los usuarios obtienen una compensación económica directa por ver reducido su consumo de forma remota, previa solicitud, o simplemente por el hecho de permitir la regulación de su demanda. Este tipo de programas comenzó con clientes industriales y comerciales grandes, pero los recientes avances en la tecnología residencial, están permitiendo incluir a los domésticos también. Estos modelos pueden aplicarse con aparatos de uso diario como lavadoras, secadoras, bombas de agua y calentadores, siempre que cumplan algunos requisitos técnicos, como contar con sensores y controladores inteligentes que permitan la conectividad y las acciones remotas. La gran ventaja de estos modelos es que el usuario no tiene que preocuparse de realizar las acciones. Como ejemplo, imaginemos que el precio más bajo de la energía se da por la tarde, en un momento en que no hay nadie en casa para aprovecharlo, ¿por qué no permitir el control remoto de algunos equipos, y lograr un ahorro de energía?

¿Qué beneficios adicionales puede aportar la gestión activa de la demanda?

Los programas de gestión de la demanda pueden ayudar a los clientes a administrar mejor su energía en diferentes aspectos. Si una casa está equipada con algún tipo de generación renovable, por ejemplo, paneles fotovoltaicos, puede ayudar a mejorar el consumo energético si se utilizan los electrodomésticos cuando la producción de energía fotovoltaica es mayor (generalmente por la tarde). Este tipo de generación depende de las condiciones meteorológicas; por lo tanto, se considera un recurso intermitente, de modo que la flexibilidad de la demanda residencial puede desempeñar un papel importante en el ajuste de la producción y la demanda. Como curiosidad, las energías renovables representaron casi dos tercios de las nuevas adiciones netas de capacidad eléctrica mundial en 2016. Además, hasta 2022 se espera un aumento del 43%.

Los programas de respuesta a la demanda residencial también pueden aumentar la conciencia del usuario sobre el consumo de energía, proporcionándole información importante a través de una app de teléfono fácil de usar o una interfaz web. Esto lleva la solución al siguiente nivel y puede aportar funcionalidades adicionales al usuario. Por ejemplo, la aplicación puede mostrar en tiempo real el uso de la energía y también los datos históricos, a veces mostrando una comparación con los vecinos. Además, se puede mejorar el confort ya que las acciones de control, como encender un sistema de calefacción o aire acondicionado, pueden realizarse de forma remota. Según la tecnología disponible, los usuarios pueden verificar las condiciones del entorno, por ejemplo, la temperatura, la humedad y la concentración de CO2.  

Reflexiones finales

Los programas de gestión de la demanda ofrecen una amplia gama de nuevas posibilidades, mejorando la vida del usuario y ayudando a las empresas energéticas a gestionar mejor sus activos. Además, el medio ambiente insta a que se tomen medidas individuales para hacer frente a los cambios climáticos y las emisiones de carbono. Cada casa importa en este desafío. ¿Por qué no empezar ahora?

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