Análisis de decisión multicriterio para la toma de decisiones o MCDA (Multi-Criteria Decision Aid)

Escrito por Andrew Barney y Heracls Polatidis de la Universidad de Uppsala

Todos los días, la gente necesita tomar decisiones. Muchas, muchas decisiones. Tantas, que puede que ni siquiera sean conscientes de que están tomándolas. Las decisiones van desde lo trivial -¿qué par de calcetines ponerme?- , hasta decisiones cruciales en la vida -¿debería dejar mi trabajo?-. Cuando la gente toma estas decisiones, lo hace basándose en lo que cree que es mejor para ella, o dicho de otra manera, guiándose por sus preferencias.  

Pero, ¿son las personas siempre conscientes de sus propias preferencias? Probablemente, en muchos casos, la respuesta será que sí. Una persona puede elegir calcetines porque son azules, y le gustan más los azules que los rojos. ¿Pero qué sucede si esa persona, como la mayoría de las personas, tiene preferencias que compiten entre sí? Prefiere los calcetines de color azul, pero también quiere calcetines de lana más cálidos, y que le queden bien y sean cómodos. Los calcetines azules, aunque claramente son de un color azul maravilloso, no son de lana ni particularmente cómodos. Los calcetines rojos, a pesar de no ser azules, son de lana y muy cómodos. ¿Tendrá esta persona a un dilema en el que se verá atrapada durante horas, sin poder elegir qué calcetines ponerse?

¡Probablemente, no! La gente mide automáticamente sus elecciones en función de sus preferencias, y tomará la mejor decisión para ella basándose en este proceso «silencioso», y a menudo inconsciente. Normalmente, no necesita ninguna ayuda con este tipo de procesos, y puede identificar con éxito la opción que es mejor para ella, pero ¿qué pasa cuando las cosas empiezan a complicarse? ¿Cuando hay muchas opciones diferentes y muchos criterios de decisión diferentes, que compiten entre sí? Digamos por ejemplo cuando se elige un coche, ¿y una casa?

Las entidades gubernamentales también se enfrentan a decisiones continuas pero, a diferencia de los individuos, tal vez no tienen preferencias intrínsecas. Y en caso de que las tengan, ¿cómo deciden si su criterio de selección es el más acertado? Estas entidades, además, pueden tener varios criterios que considerar además de los suyos propios. Deben, pues, darle un valor a los mismos y decidir cómo, e incluso si, deben tenerse en cuenta. Definitivamente no es un proceso tan claro ni tan automático como cuando se elige un par de calcetines.

Quizás estas dificultades se entiendan mejor a través de un ejemplo. Digamos que un gobierno está planeando construir una desalinizadora, que es muy necesaria para la región. Ubican media docena de posibles lugares para su instalación, y necesitan elegir uno de ellos. Cada ubicación tiene diferente impactos¡ ambientale, coste de construcción, de operación futura, diferentes requisitos técnicos e impacto sociale. El gobierno escoge uno de ellos, donde, tras un estudio, cree que es mejor situar la desalinizadora. Sin embargo, hay una fuerte oposición de varios grupos ecologistas que consideran que la instalación está demasiado cerca de una reserva natural, por lo que el gobierno decide cambiar su elección al segundo lugar que considera mejor de entre los restantes. Sin embarg, hay numeroros empresarios que están entonces preocupados por la cercanía de la instalación a un destino turístico popular. La tercera ubicación posible que se había planteado el gobierno, resulta demasiado remota para ser realmente factible. Problemas similares surgen para los demás lugares, y no logran ponerse de acuerdo sobre cuál es la mejor ubicación para la desanilizadora.  

¿Qué debería hacer el gobierno? ¿No debería construir la desalinizadora a pesar de la necesidad de ella? ¿Cómo deberían, si no, tomar la decisión de dónde ubicarla? ¿Son todos los impactos en el proyecto igualmente importantes? ¿Para quién? Claramente, las cosas se complican rápidamente cuando se planifica sobre temas de energía y medio ambiente. Es difícil hacer un seguimiento de todos los diferentes criterios de selección y opciones que existen. Entonces, ¿qué puede hacer un gobierno?

Afortunadamente, se han desarrollado métodos para ayudar a los responsables de la toma de decisiones a evaluar sus opciones cuando se enfrentan a muchos criterios diferentes. Estos métodos son llamados (¡sorprendentemente!) métodos de ayuda para la toma de decisiones multicriterio o MCDA (por sus siglas en inglés, Multi-Criteria Decision Aid). Aunque los enfoques específicos de cada uno difieren, estos métodos ofrecen a los usuarios un medio para abordar decisiones complejas y multifacéticas de manera sistemática. Aplicado al ejemplo anterior, el MCDA puede permitir a la persona encargada de la toma de decisiones evaluar las diferentes preferencias que tienen los interesados según los distintos criterios y, en última instancia, proporcionar, según el método utilizado, la mejor alternativa, o una clasificación de alternativas buenas para la ubicación de la desalinizadora, o incluso la agrupación de las alternativas en categorías específicas como buena, media y no preferida, entre otras posibilidades.

El proceso de MCDA comienza con la identificación de una decisión que debe ser tomada (en este caso dónde situar la desalinizadora). Una vez que se ha identificado la decisión que se debe tomar, se buscan las alternativas disponibles, junto con las consecuencias que suponen. En el ejemplo anterior, se trataría de la lista de posibles ubicaciones de la instalación, con sus respectivas consecuencias climáticas, económicas, sociales… Una vez se han identificado, es preciso determinar también los criterios que se utilizarán para comparar las alternativas. Para nuestro caso, se podrían utilizar, entre otros, los siguientes criterios: cuánto daño ambiental causa la construcción y el funcionamiento de la instalación, cuán cerca está la ubicación de los sitios turísticos, o cuán lejos está la ubicación de los consumidores finales. Todos los pasos del procedimiento requieren aportaciones de los interesados o stakeholders pertinentes, que también deben ser identificados y estar comprometidos con el proceso. Diremos que los grupos ambientales, los propietarios de empresas y el gobierno local son los principales interesados en el caso de la desalinizadora. Una vez que todo está contemplado, las diferentes alternativas pueden evaluarse en función de los criterios de los responsables de la toma de decisiones o de los fabricantes, utilizando un método MCDA para identificar la mejor opción disponible, o una clasificación de las mismas.

Así pues, teniendo en cuenta lo anterior, tenemos seis posibles ubicaciones, y las estamos evaluando utilizando tres criterios diferentes a los que tres interesados diferentes han dado diferentes ponderaciones de preferencia. Utilizando un método MCDA, podremos combinar todo esto para, ¡proponer un camino a seguir!

Dentro del proyecto de investigación e innovación REACT EU Horizonte 2020, el MCDA se utiliza exactamente para esto. Los futuros escenarios energéticos que incluyen tanto las tecnologías de producción como de almacenamiento (por ejemplo, la energía solar fotovoltaica y las baterías), serán desarrollados expresamente para tres islas de la UE. Una vez que desarrollados estos escenarios, se evalúan utilizando diferentes criterios ambientales, técnicos, económicos y sociales para realizar una clasificación que se puede utilizar para luego seleccionar qué sistema energético se debe construir en cada isla.

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